Ya desde la época castrense, se extrae oro de un modo más o menos sistemático, pero es tras la conquista romana (siglos I-III dc.) cuando la minería de oro se implanta en el noroeste de la Península como actividad industrial a gran escala.
Los romanos seguían las vetas de oro y bateando los ríos remontaban los valles hasta dar con el preciado tesoro. El sistema de explotación romano, el ruina montium “derrumbe de los montes”, consistía en demoler grandes porciones de roca utilizando la presión del agua al penetrar por galerías excavadas a tal efecto. Así llegaron a extraerse de las minas del noroeste de Hispania, según Plinio El Viejo, más de 6 toneladas/año. Estos increíbles volúmenes hicieron necesaria la construcción de las primeras vías de comunicación, que servirían para unir entre sí las grandes explotaciones mineras y transportar el mineral. Los sistemas de transporte y almacenamiento de agua que utilizaban los romanos eran los mismos que usaban los egipcios en siglos anteriores.
En total, hay en Asturias 487 yacimientos de oro, todos en el occidente y casi todos explotados ya por los romanos. De hecho analizando las imágenes de satélite, donde pueden reconocerse los principales accidentes tectónicos de nuestra región, se observa como en relación con las principales fallas y cabalgamientos, zonas donde existe una acumulación anómala de minerales, es donde existe algún tipo de vestigio minero romano…¡pero qué listos eran los romanos…!

En la zona occidental de Asturias existen tres cinturones de oro, el de Oscos, el del Narcea y el de Navelgas. Estos cinturones, que muestran características diferentes en cuanto a los procesos y tipos de mineralización, están relacionados con una serie de sistemas de fracturas, aproximadamente paralelos entre sí, que siguen una dirección Noreste-Suroeste. Las fracturas, que penetran a grandes profundidades en el subsuelo, facilitaron el ascenso del magma y con ello la alteración de las rocas que se encontraban en su camino y la posterior mineralización. Las explotaciones mineras que se encuentran activas en la actualidad, El Valle-Boinás y Carlés, pertenecen al cinturón del Narcea y, a diferencia de Salave, el oro está asociado a un tipo de rocas denominadas skarn (formadas por la alteración de rocas sedimentarias carbonatadas, calizas y dolomías, al ser intruidas por el magma).
Más de 5000 mineros trabajaron en los yacimientos astures para extraer, en un siglo, más de 100 toneladas de oro. La explotación del oro por parte de los romanos desaparece no por agotamiento de los recursos, sino por el encarecimiento de la mano de obra y por la quiebra del sistema monetario romano.
Tras 2000 años de abandono de la actividad minera romana en nuestros paisajes aún son visibles muchas de las cicatrices en la topografía así como los restos de los sistemas de canales y galerías que se usaban para canalizar el agua.
Algunos ejemplos de esta actividad minera romano son la Covas de Andina y las Cárbobas de Miudes en El Franco; Serandinas y el Cabrucal de Trelles en Boal, y las Minas de Salave en Tapia de Casariego. Por ser considerado el mayor yacimiento de oro de Europa Occidental, por ser uno de los pocos ejemplos conocidos de minería aurífera costera de época romana en la península y por tratarse de un tema de actualidad con fuertes implicaciones sociales y económicas, vamos a centrarnos en las Minas de Salave.

¿De dónde viene el oro de Salave?

Basta un vistazo al mapa geológico de la zona para darse cuenta de que en la zona de Salave existe una peculiaridad geológica en Asturias: granitos!

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Esquema tectónico extraído de la Hoja 10 (Luarca) de la Serie Magna 1:50.000 realizada por el IGME.

Las rocas ígneas en Asturias son muy poco abundantes, siendo las rocas sedimentarias las que dominan nuestro territorio (areniscas, pizarras, calizas,…). Las rocas ígneas o plutónicas, como las granodioritas y gabros de Salave, proceden del interior de la Tierra. Las fracturas por las que ascendió el magma facilitaron la circulación de fluidos calientes (hidrotermales) que alteraron la granodiorita y originaron la mineralización de oro y otros metales (arsénico, molibdeno, antimonio, cobre, etc.).

granitos Salave

Esquemas tectónicos del entorno de las minas de Salave.

¿Pero porque hay granitos en Asturias?

Hace unos 285 millones de años, Laurasia chocó contra otro gran continente situado al Sur, Gondwana, dando lugar al supercontinente Pangea. Este choque tuvo lugar en la zona que hoy ocupa Galicia, por lo que es en este territorio y en la zona occidental de Asturias donde las rocas presentan señales más evidentes de aquellas convulsiones. Durante la formación del Pangea, el magma ascendió entonces a través de las fracturas producidas por la colisión. Una de aquellas masas de magma originó la granodiorita de Salave, que es la roca que alberga el oro. Varios millones de años después, nuevos movimientos tectónicos, junto con procesos erosivos, permitieron que la granodiorita aflorara en superficie y así podemos observarla hoy.

Las minas de Salave. Las “Médulas” asturianas

En la mina de Salave, en Tapia de Casariego, no sólo se utilizaron kilómetros de canales y galerías para movilizar el agua necesaria para fracturar la roca, sino que el movimiento de grandes volúmenes de material, modificó drásticamente la topografía original de la zona. La retirada de material creó una profunda depresión de más 30 m de profundidad en la que se fue acumulando el agua debido al carácter impermeable del sustrato y a la cercanía del nivel freático (que aquí prácticamente coincide con el nivel del mar). Se formaron así los Lagos de Silva
Mediante el ruina montium se lograron desmontar en Salave más de 10 Ha de extensión con una profundidad de más de 20 m. Se movilizaron más de 4 millones de m3, extrayéndose más de 7000 Kg de oro.
Increíbles números que apenas se acercan a las cifras de la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio romano: Las Médulas (León), donde se llegó a modificar una superficie de unas 1.228 Ha y más de 93 millones de m3 de tierra fueron removidos. En Las Médulas existió una extensa red de canales y galerías de más de 300 km de longitud. Aunque más discreto, el sistema de canales de captación y aporte de agua de Salave no deja de impresionar ya que recorre casi 20 Km, desde el río Porcía, donde existía la presa de La Barrosa, cuyos últimos restos desaparecieron tras unas fuertes inundaciones que asolaron Asturias en el año 1935. Esta canalización conocida como el Canal de los Moros ha dejado su impronta en nuestra toponimia, así Peña Cortada se corresponde con el tajo que debieron hacer en la montaña para dejar paso a las aguas. En torno a la zona afectada por el ruina montium se pueden ver unas galerías con disposición radial, talladas en la roca, que debieron ser los canales de laboreo y explotación. Desde la zona inundada y atravesando el acantilado se conservan al menos tres canales de desagüe, a distintos niveles, que evacuaban el agua sobrante directamente al mar. Las bocas de ambos canales de desagüe son visibles en la Playa de Figo y aún hoy siguen drenando la zona. En la desembocadura del canal, en el Figo, se han encontrado molinos romanos que podrían haberse usado para la molienda y liberación de la mena de oro (Ochoa 1979).
Un par de profundos canales, donde probablemente se realizaban labores de depósito y criba, conectan los bordes de la gran depresión de los Lagos con el cercano acantilado.

Se calcula una población minera en Salave era de unas 200 personas. La mayoría de estos trabajadores eran indígenas libres que habitaban en los castros cercanos (castros de Figo y Castello de Rondello). La gestión de la ingeniería minera y de la logística era llevada a cabo por soldados, que junto con otros funcionarios encargados de la administración estuvieron aquí asentados.

La guerra del oro

La mina de Salave permanece más de 2000 años tranquila hasta que en 1825, año en que se promulgó la primera Ley de Minería, la zona fue objeto de decenas de denuncias y de concesiones mineras para diversos metales. Se solicitan permisos de explotación desde 1825 hasta 1964 para plata, molibdeno, hierro, cobre, zinc, estaño, wolframio, etc…
En 1830 se desaguan los lagos para una frustrada explotación y entre los años 1948 y 1952 se realizaron cinco galerías en el sector occidental de la corta romana donde se explotó molibdenita, unos 250 gr /Tm. El molibdeno se usaba para añadir resistencia al hierro. Como consecuencia de ese periodo extractivo se rellenó parte de este humedal.
Son muchas las empresas que desde los años 60 pasaron por Tapia para investigar el yacimiento de oro de Salave. Exminesa (Cominco), Imebesa (Northgate), Río Tinto Patiño, GFSA (Gold Fields), CESA Charter exploraciones (Anglo-American), Oromet, Newmont Gold Company (Newmont Minig Corporation), San Diego Gold Company (Lindex Exploration), Río Narcea Gold Mines y la actual propietaria Dagilev Capital Corporation (Astur Gold)son algunos de los nombres que resuenan en la zona. En total entre todas las empresas se hicieron casi 62 kilómetros de sondeos. En estos años, muestras de Salave vuelan a Sudáfrica, Inglaterra o EEUU para ser analizadas y valorar su potencial económico.
Rio Narcea Gold Mines presentó en 2005 un proyecto de mina a cielo abierto que fue denegado por el Principado por motivos medioambientales, ya que hubiera supuesto un “furaco” de 600 metros de diámetro y 212 m de profundidad. En 2010, Astur Gold, la nueva propietaria de los derechos mineros optó por la explotación subterránea, mucho menos agresivo con la naturaleza pero con una oposición aún intensa.
Se trata de un yacimiento localizado en plena costa, cuya explotación supondría enormes movimientos de tierras y el uso de procesos químicos para tratar el mineral extraído. Supone por tanto un alto riesgo de contaminación en una zona de gran valor ambiental.

Protección para las Minas de Salave

Aunque ha habido algún intento de la inclusión del entorno de Salave en la Red de Espacios Protegidos de Asturias en los últimos años, a día de hoy se trata de una zona que no goza de ninguna figura de protección. A su valor paisajístico y arqueológico debemos de sumarle su alto valor biológico ya que los Lagos de Silva, surgidos como consecuencia de la explotación minera de Salave, constituyen uno de los escasos humedales de Asturias.
El entorno de las Minas de Salave aglutina un conjunto de elementos ligados a la explotación de los recursos minerales de la zona que bien merecen su estudio, conservación y protección. Sirva de ejemplo cómo en el caso de Las Médulas los restos arqueológicos de la minería y su paisaje asociado han sido declarados como Bien de Interés Cultural en 1996, Patrimonio de la Humanidad en 1997 y Monumento Natural en 2002.
En Salave son muchos los elementos que se conservan de la minería romana: frentes de explotación, un canal de abastecimiento, un lavadero de oro, tres galerías de desagüe, zanjas canales, dos canales de desagüe, el emplazamiento y parte de los embalses, etc. Ni el yacimiento de los Lagos de Silva, ni los castros asociados al yacimiento, han sido objeto de campañas arqueológicas, lo que hace que desconozcamos su verdadero valor histórico y arqueológico.
La falta de protección de esta zona ha producido acciones nada deseables para su estudio y conservación, como el relleno de una de las lagunas sin el debido control. Hay que tener en cuenta que las zonas lacustres suelen ser entornos idóneos para la conservación y recuperación de material arqueológico, debido a las condiciones anóxicas que caracterizan estos medios.
Aparte de su interés para la preservación del material arqueológico los Lagos de Silva representan un entorno singular con la presencia de especies de flora y fauna protegidas. Entre ellas se destaca la lenticuaria común o el helecho hembra del pantano, de las que sólo existen tres poblaciones en Asturias o la milhojas de agua que en todo el Principado sólo se localiza en Salave.
Son por tanto sobrados los motivos para la protección y puesta en valor del entorno de Salave. Sus elementos de interés, debidamente destapados, señalizados e interpretados mediante itinerarios guiados permitirían a Salave convertirse en un referente turístico del mismo modo que lo han hecho otros yacimientos mineros cantábricos como Las Médulas, Cabárceno o Las Cuevas de Andina. Del mismo modo los Lagos de Silva serían susceptibles de su recuperación para la realización de itinerarios biológicos.
Y es que Salave…¡sí que esconde un tesoro!

Para saber más

El oro de Salave. Minería, especulación y resistencia. Ediciones Cambalache Ecología.
http://descargas.localcambalache.org/oro_salave.pdf