La ruta que os proponemos para esta temporada estival recorre la Reserva Natural Parcial de Barayo, situada en el occidente de Asturias, entre los concejos de Navia y Valdés. Este espacio protegido se ubica en el límite entre dos unidades tectónicas y estratigráficas diferentes, situación geológica que ha influido muy directamente en la formación de esta ensenada caracterizada por su enorme bio y geodiversidad dentro del ámbito litoral cantábrico. La playa de Sabugo, el sistema playa-dunas de Barayo, un completo sistema fluvio-marino y el conjunto constituido por las rasas y los acantilados comprendidos entre la ensenada de Canares y al punta de los Aguiones (oeste de Playa de Sabugo) integran las unidades geomorfológicas que componen la Reserva Natural Parcial de Barayo y que constituyen una magnífica representación de los ambientes litorales cantábricos.
El recorrido por la Reserva se inicia en el aparcamiento de Vigo para descender por una cómoda rampa que desciende hasta la llanura aluvial para atravesar el río Barayo mediante un cómodo puente de madera. La senda trascurre entre juncos y vegetación de ribera hasta llegar a la pista que da acceso al aparcamiento que se ha habilitado en las cercanías de Villar de Sabugo. Siguiendo esta pista hacia el norte nos conducirá hasta la parte oeste de la playa, donde atravesaremos el campo dunar y visitaremos los acantilados cuarcíticos del cierre oriental de la ensenada. El itinerario prosigue a lo largo de la playa para terminar en la desembocadura del río Barayo, donde unas empinadas escaleras nos conducirán de nuevo al aparcamiento donde nos esperan nuestros vehículos.
Se deben extremar las precauciones si se quiere cruzar el río hacia el acceso por las escaleras. Cuando el estrecho cauce del río Barayo se llena y se vacía con las mareas se canaliza toda la fuerza mareal generando un flujo de gran violencia.
- Duración: 2 h / 4 h
- Longitud: circuito Barayo: 2,5 Km; acercamiento ida y vuelta a Sabugo: +5km
- Desnivel: 80 m
- Elementos de interés: sistema playa-dunas, estuario, marjales, acantilados, cuevas, rasas
- Dificultad: Fácil
Las rasas litorales
De modo general en el borde costero asturiano y en contacto con el mismo borde acantilado existe una gran franja, de hasta 4 km de anchura, con una morfología muy plana y ligeramente inclinada hacia el mar que se corresponde con una antigua plataforma de abrasión marina. En la costa occidental esta gran plataforma se encuentra incidida por los numerosos ríos que la atraviesan en su búsqueda del nivel del mar, dando como resultado la compartimentación de este nivel de rasa en distintas porciones. En el caso de Barayo el río ha cortado esta superficie de abrasión marina elevada y la morfología resultante es un valle limitado por escarpadas laderas que culminan en una superficie plana, hoy elevada a una altura de unos 80 m debido a fenómenos de tipo glacio-eustático. Sobre estas superficies de rasa, aun se conservan los depósitos de cantos que en su día contribuyeron a su erosión y pulimentación. Se trata de depósitos de cantos cuarcíticos redondeados, en ocasiones de varios metros de espesor y que suelen ir asociados a lentejones de arenas que también tienen un origen marino. En el sector oriental de la playa de Barayo existe un deslizamiento que deja al descubierto un corte donde se ven estos depósitos. Se trata por lo tanto de los depósitos de antiguas playas hoy levantadas del mismo modo que lo ha hecho el continente. En la senda que nos conduce desde el aparcamiento de Vigo a la playa podemos ver numerosos ejemplos de estos cantos cuarcíticos redondeados. Del mismo modo, en los desprendimientos del acantilado existentes en la playa, además de bloques procedentes del acantilado, se observan algunos cantos cuarcíticos redondeados, lo que indica que estos desprendimientos han alcanzado la parte superior del acantilado afectando los depósitos de rasa.
El cabalgamiento de Barayo
Este cabalgamiento condiciona fuertemente el trazado del río Barayo, especialmente en su tramo final donde sigue un trazado rectilíneo que coincide con la dirección de este cabalgamiento de dirección NNE-SSO (la misma que la mayoría de las estructuras del occidente asturiano). Esta importante estructura tectónica, conocida como el cabalgamiento de Barayo, pone en contacto dos tipos de rocas con distintos comportamientos frente a la erosión.
Al este del cabalgamiento se encuentran las cuarcitas ordovícicas que forman las llamadas «Capas inferiores del Eo», formadas por una alternancia de cuarcitas, areniscas y pizarras. Este tipo de rocas, bastante resistentes a la erosión, se incluyen dentro de la denominada Serie de Los Cabos y son las responsables de la formación de la Punta de El Cuerno, límite oriental de la ensenada de Barayo, que separa esta playa de la vecina Playa de Sabugo. A su vez el cierre oriental de la playa de Sabugo está formado por las Cuarcitas de Sabugo, un delgado nivel de cuarcitas que, en la costa, aparece solamente entre la playa de Sabugo y Luarca.
Al oeste del cabalgamiento de Barayo los acantilados están formados por unas pizarras negras conocidas como las capas de Berducedo y por las pizarras y areniscas de la Fm. Agüeira. Este tipo de litologías más oscuras son las que le otorgan un color negro a las arenas que se depositan en la playa de Barayo y en sus dunas. Debido a su menor resistencia frente a la erosión (tanto fluvial como marina) el valle y la ensenada de Barayo han sido excavados sobre estas litologías pizarrosas.
Playa y dunas de Barayo
Se trata de un arenal de más de 600 m de extensión y que, debido a la presencia de cauce del río Barayo, por el que ascienden las mareas, se llega a extender tierra adentro hasta casi 400 m. Los materiales más finos son transportados por los vientos de Nordeste acumulándose en la parte trasera de la playa y generando un sistema dunar de gran importancia (se trata del cuarto en extensión de Asturias). En este campo dunar se diferencia el cordón dunar principal, totalmente fijado por la vegetación y degradado por la presencia de una plantación pinos. Este campo está afectado por un importante escarpe de más hasta 4 m de altura que manifiesta la erosión a la que se ha visto sometida este sistema. A los pies de este escarpe existe otro cordón dunar en el que se están asentando especies como la Euphorbia o comunidades de gramíneas como la grama de mar.
El río Barayo
El río Barayo es el eje en torno al que se articula toda la Reserva, y es el encargado de aportar a la playa y a las dunas parte de los materiales de este sistema. Se trata de un río costero con apenas 12 km de longitud, que sigue la dirección de la estructura general de la geología en este sector, salvo en el tramo medio, donde el río adquiere un trazado perpendicular a las capas posiblemente condicionado por la existencia de las frecuentes fallas o diaclasas que normalmente se abren sobre las cuarcitas. A lo largo de su cauce se encuentra vegetación de ribera como son los alisos y sauces que forman un frondoso bosque en galería. La existencia de zonas cenagosas permite la aparición de alisedas pantanosas y amplios carrizales y juncales.
A su llegada al mar el imponente sistema dunar ha formado una efectiva barrera a la salida del río por lo que el cauce se ha visto obligado a desviarse dando un apretado quiebro hacia el oeste hasta que es frenado por las areniscas y pizarras que forman los acantilados occidentales que le obligan a terminar su recorrido hasta el mar adosado al acantilado. La entrada de las mareas, durante la pleamar, por el mismo cauce del río Barayo ha generado un variado sistema fluvio-marino.
Retroceso del acantilado
Además del aporte de materiales fluviales el sistema playa-duna de Barayo se nutre por los materiales arrastrados por las corrientes litorales que, de oeste a este, barren la costa cantábrica transportando el material procedente de los ríos y de los acantilados situados hacia el oeste de esta ensenada.
En Barayo existen dos buenos ejemplos de desprendimientos del acantilado. Uno en su sector occidental, formado por un cono de derrubios que actualmente está siendo afectado por el oleaje y otro desprendimiento en el sector oriental que ha dejado una cicatriz planar, lo que hace sugerir que el plano sobre el que se deslizó el desprendimiento era un plano de estratificación. El depósito asociado a este desprendimiento ha sido totalmente erosionado y sólo queda una pequeña parte adosada a la base del acantilado.
Sobre las cuarcitas de los acantilados orientales de la playa existen unas espectaculares cuevas, formadas por la acción mecánica del oleaje (a diferencia de las cuevas kársticas que se producen por erosión química) y cuya geometría está relacionada con los diferentes planos de discontinuidad que presenta la cuarcita. Se trata de una impresionante cueva con tres entradas sobre el acantilado y una galería ciega. Todas estas galerías se han ido tallando en el interior del macizo cuarcítico aprovechando planos de estratificación, diaclasas y fallas.
Valores naturales de Barayo
Apenas existen 30 estuarios en la costa asturiana y la mayoría de ellos están asociados a ríos de pequeña entidad, se trata por lo tanto de ecosistemas muy escasos pero de gran importancia ambiental.
A pesar de la presencia en las dunas de especies forestales alóctonas como el Pinus pinaster, cuya presencia ha provocado la fijación de las dunas e impide la entrada de arenas hacia las partes traseras de la ensenada las dunas de Barayo presentan un buen estado de conservación. Este hecho es importante teniendo en cuenta que en otros estuarios asturianos el sistema dunar ha sido urbanizado (Navia, Avilés, Gijón, Ribadesella) o fuertemente modificado por la presencia de canalizaciones portuarias (San Juan de la Arena o Villaviciosa).
En Barayo se encuentra la lechetrezna (Euphorbia peplis), especie catalogada como sensible a la alteración de su hábitat y presente sólo aquí y en las playas de Frexulfe y de Bayas.
En el río Barayo aun se observan ejemplares de nutria, tan escasa en nuestros ríos y que pone de manifiesto la buena calidad de sus aguas.
Amenazas y peligros
La ausencia de papeleras en las zonas previstas para el estacionamiento de vehículos ha convertido el entorno en un auténtico vertedero. Especialmente en el aparcamiento de Vigo la senda que conduce a la playa está plagada de papeles (sobre todo toallitas húmedas y papel higiénico) y únicamente existen cubos habilitados para ese fin en la bajada de la pista por Villar. En el aparcamiento de Villar los paneles interpretativos se encuentran en una ubicación poco estética, más parece una plantación de paneles que una zona con vocación didáctica y algunos paneles han sido arrancados. Sería mejor unificar los paneles en uno sólo más atractivo y con más contenido gráfico que se ubicara en la entrada a la pista de acceso a la playa donde actualmente existe un panel extremadamente grande para anunciar que se trata de una playa sin servicio de salvamento.
A pesar de los carteles que anuncian no pisar las dunas existen varios pasillos de erosión por pisoteo en las dunas, supongo que es algo inevitable ya que esta zona más discreta suele ser utilizada como baño.
En la llanura fluvio-marina se han detectado grandes rodales de Tritonia crocosmia, planta fuertemente invasora que amenaza a las frágiles especies que habitan este ecosistema. Igualmente existe una amplia zona cubierta por bambú, especie igualmente exótica y agresiva.
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