La costa occidental de Asturias se extiende desde la desembocadura del río Nalón hasta Galicia y está representada por abruptos acantilados de hasta 100 m de altura. En la base de estos verticales acantilados se encuentran más de 100 playas. En general de trata de playas de cantos adosadas al acantilado compuestas por cantos cuarcíticos y en menor medida de gravas. Pero desde luego lo que caracteriza a la marina occidental es la presencia prácticamente continua de las rasas litorales, que hacen que la culminación de los acantilados adquiera una superficie perfectamente plana que se extiende hacia el horizonte.
Esta superficie fue tallada durante el Neógeno – Pleistoceno por el mar y por aquel entonces constituía la plataforma de abrasión activa, idéntica a la existe actualmente en la base de la mayor parte de los acantilados occidentales y que es bien visible durante las bajamares.
Las rocas que forman esta parte de Asturias se ubican en la denominada Zona Asturoccidental-leonesa encuentran entre las más antiguas, abarcando desde el Precámbrico hasta el Silúrico fundamentalmente. Se trata de una potente sucesión de rocas de más de 12000 m de espesor donde predominan las alternancias de areniscas y pizarras que se depositaron en una gran cuenca sedimentaria formada hace unos 590 millones de años cuando se comenzó a formar el océano Japetus o Protoatlántico. Estos materiales procedían de un relieve algo más elevado situado al este llamado Umbral Cántabro-Ibérico.
Tectónicamente el occidente representa el inicio de las zonas internas del orógeno varisco, por lo que las rocas presentan una deformación interna importante y un metamorfismo regional de baja intensidad que aumenta hacia el oeste.
Como resultado de la intensa deformación sufrida por esta parte de la corteza terrestre, se han formado una serie de escamas que repiten la sucesión de rocas y son muy abundantes los pliegues, que hacia el oeste se hacen mayores y sus ejes se vuelven más horizontales (pliegues acostados). Un estudio detallado de las rocas permite diferenciar al menos tres fases de deformación que se extendió desde el Silúrico hasta el Carbonífero.