Los Picos de Europa constituyen uno de los principales relieves calcáreos de la Península. Este Parque Nacional, el segundo en extensión de España, está constituido por tres macizos separados entre sí y de su entorno por los ríos Sella, Cares, Duje y Deva que han tallado impresionantes desfiladeros como el del Cares, La Hermida o Los Beyos.
La dominancia de calizas ha producido su individualización del resto de la Cordillera Cantábrica debido a fenómenos de erosión diferencial, constituyendo un gran relieve que se alza entre las rocas menos resistentes que lo rodean y que constituyen los valles de Onís y Cabrales (Asturias), Valdeón (León) y Liébana (Cantabria). La presencia de calizas ha condicionado fuertemente su paisaje en el que la disolución kárstica, actuando durante los últimos miles de años, ha configurado un relieve en el que el lapiaz, las dolinas y las profundas galerías subterráneas son los principales elementos.
Durante los periodos fríos de la Historia de la Tierra los Picos de Europa se vieron ocupados por grandes masas de hielo que, a su vez, contribuyeron al modelado de las partes más altas, generando amplios valles, profundos circos glaciares y jous, afiladas aristas y superficies pulidas.
El tipo de rocas que aflora en el Parque Nacional es el responsable del relieve general de los Picos de Europa, del aspecto de su paisaje, de la presencia o ausencia de cauces superficiales y de la vegetación que sobre ellas se asienta.
Por un lado las zonas calcáreas, constituidas por rocas resistentes a la erosión, conforman las zonas más altas del Parque y se caracterizan por la ausencia casi total de vegetación debido a su altitud y a los fuertes contrastes de temperatura. Es en estos sectores en los que podremos observar los rasgos glaciares principales, numerosas y variadas formas kársticas, así como otras formas y procesos ligados a los ambientes periglaciares. Por tratarse de rocas permeables, la circulación del agua en estas zonas se realiza de forma mayoritariamente subterránea, encontrándose en los Picos de Europa trece de las cuevas más profundas del mundo, por lo que se trata de un paraíso para la práctica de la Espeleología.
Las zonas más bajas, ubicadas en la periferia de los tres macizos, están constituidas por rocas más blandas, sobre todo pizarras y areniscas, materiales fácilmente erosionables que generan fértiles suelos sobre los que crece una variada vegetación, formándose en ocasiones grandes masas boscosas. El carácter impermeable de las pizarras hace que en esta zona se concentren los principales cursos fluviales y será en estas partes bajas donde podremos observar la dinámica fluvial y su interferencia con los usos humanos, ya que es en las vegas de los ríos donde se encuentran las principales poblaciones.
Ya en los últimos siglos la impronta humana queda reflejada en el Parque, siendo relevantes los restos arqueológicos, algunos de los cuales visitaremos, como la necrópolis del Monte Corona, el dolmen de Santa cruz en Cangas de Onís o los túmulos funerarios de Vegabaño. Ya de épocas más modernas destacan los restos de la intensiva actividad minera, que en ocasiones ha modificado profundamente la configuración del paisaje de los Picos de Europa.
En este contexto natural tenemos preparadas varias rutas:
- Los Lagos de covadonga
- El Mirador de Ordiales
- El Jou Santu
- La Senda del Arcediano
- El Alto Sella
- Peña Gabanceda
- Collado Jermoso
- El Alto Cares
- La Garganta del Cares
- Los Puertos de Áliva y la Llomba del Toro
- Naranjo de Bulnes
- Bulnes
- Las Minas de Ándara
- Desfiladero de La Hermida